Si te invitan o asistes a alguno de estos eventos, debes tener en cuenta algunas precauciones que te evitarán hacer una compra no deseada y que te puede generar algunos quebraderos de cabeza si quieres anular tus pedidos y recuperar tu dinero
Antes de acudir a uno de estos encuentros hay algunas señales que te pueden poner en alerta ¿Te piden que vayas con tus datos bancarios o tu nómina? ¿Evitan informarte sobre qué tipo de productos te van a ofrecer o a qué precio?
Una vez en la sala re reuniones hay cierto tipo de prácticas tendentes a minar la resistencia del consumidor: te agasajan con todo tipo de regalos, te invitan a una consumición, e incluso en algunos casos hay “compradores-gancho” que te animan a comprar lo que ofrecen. No es raro estar bajo una cierta presión psicológica: si vas con tu pareja buscarán siempre al más predispuesto para llevarse ‘el gato al agua’ o te harán ver que el resto de los asistentes sí se ha decidido... Todo ello forma parte de una puesta en escena con un solo objetivo: vender.
Puede tratarse productos que aparecen con un precio inicial muy caro y que se han rebajado considerablemente y aseguran que te están haciendo una super-oferta de lo que solo te puedes beneficiar si compras en ese preciso momento.
La rapidez con la que te apremian a que compres, abrumándote con un montón de datos superfluos impidiendo que tengas tiempo para pensarlo o que puedas comparar precios (han llegado a poner inhibidores de frecuencia para que no puedas hacer uso de tu móvil) son prácticas comunes en estos actos.
También se te puede “pedir” que no abandones la sala hasta que no termine la reunión o incluso te pueden avergonzar ante el resto de los reunidos insinuando que eres un “desconfiado” o que no eres capaz de ver la maravillosa oportunidad que te están ofreciendo.
CUIDADO CON LO QUE FIRMAS
Lo más elemental es que pedir siempre factura de lo que adquieres (no vale el tique del datáfono). Si no hay factura, no hay prueba de tu compra y no podrás reclamar.
Si se trata de una venta a plazos calcula el importe final de la compra. Aunque los vendedores están obligados a informar del PVP final, incluyendo los impuestos, no siempre lo hacen o se centran en resaltar lo barato que son las cuotas.
Si te piden una señal comprueba que no es ‘a fondo perdido’ y que cuando llegues a tu casa puedes recuperarla si te acabas retractando.
Al tratarse de una venta “fuera del establecimiento comercial” tienes derecho a desistir en los 14 días naturales siguientes y el vendedor está obligado a informarte de ese derecho y de los medios de ejercerlo por lo que debe facilitar la razón social completa de la empresa vendedora, así como de la forma de contacto.
Además de todo esto, con la última reforma de la Ley General de Defensa de los Consumidores, aquellas personas que puedan ser consideradas 'vulnerables' por su edad, situación socioeconómica, etc gozan de una especial protección que los vendedores deben tener en cuenta para no ser sancionados.
Y recuerda: si crees que has sido víctima de una estafa de este tipo, acude a tu OMIC o a cualquier Asociación de Consumidores. La “vergüenza” de reconocer que te han timado es otra arma más con la que juegan este tipo de desaprensivos.
Haciéndote socio/a de ACUSVAL tendrás a tu lado toda la fuerza de los consumidores para apoyarte en estas situaciones.
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