Una simple
búsqueda en las redes sobre la compraventa de mascotas, como perros o gatos,
nos devolverá miles de resultados. Existe un gran volumen de información al
respecto, tanto de establecimientos oficiales como de particulares que desean
hacer negocio con sus mascotas y sus crías.
Pero no todo
vale al adquirir o vender una mascota, y hacerlo de forma irregular
puede acarrearnos un sinfín de problemas.
Es
importante saber que, estrictamente, acciones como vender animales sin
licencia, comerciar con ellos fuera de los puntos de venta autorizados o que
los puntos de venta no cumplan los requisitos técnicos están sancionadas por
las normas autonómicas y municipales.
Por lo
tanto, solo se permite la venta comercial en centros autorizados y registrados
y con unas condiciones determinadas de habitabilidad.
La venta
entre particulares está permitida siempre que sean transacciones puntuales y
se limiten a sus animales de compañía, no tenga ánimo de lucro y se garantice
el bienestar del animal.
Es
importante saber que si el animal que hemos comprado enferma, no se adapta al
nuevo entorno o, en el peor de los casos, fallece, no se puede responsabilizar
al vendedor, a no ser que esas cuestiones se deban a un problema de nacimiento
o un problema oculto, en cuyo caso el establecimiento o criador deberá atender
nuestra reclamación. Por ello se establece un plazo de garantía legal de ocho
días para comprobar que la mascota adquirida no tiene lesiones ocultas o
enfermedades en incubación. También tendremos derecho a reclamar si nos dan
‘gato por liebre’ o, lo que es lo mismo, si se ha comprado un animal con
pedigrí y luego resulta ser mezcla, por ejemplo.
En todos los
casos será fundamental conservar la factura y un certificado veterinario del
animal, en el que se expone que se realiza la entrega de los animales
desparasitados y completamente sanos, para poder efectuar una reclamación al
vendedor.
La
compraventa de mascotas debe ser legal y para que un establecimiento o criadero
pueda dedicarse a la venta de mascotas es imprescindible que cuente con unas
instalaciones adecuadas y específicas para el buen estado de los animales y
cumpla con ciertas condiciones higiénico-sanitarias, así como un registro con
los datos obligatorios y los controles periódicos.
Al igual que
el vendedor, el comprador de una mascota también debe conocer cuáles son sus
obligaciones como cuidador de un animal. Cuando una persona toma la decisión de
comprar una mascota a veces olvida que con al animal adquirimos también obligaciones
y responsabilidades. Debemos, pues, informarnos de los compromisos sanitarios y
administrativos que requiere nuestra mascota. En el caso de mascotas como
perros o gatos, por ejemplo, tendremos que tener en cuenta la vacunación, los
tratamientos veterinarios obligatorios, llevar al día una cartilla veterinaria
con todos los datos del animal, o registrarlo mediante un chip de localización.
En algunos
casos también será necesario un seguro de responsabilidad civil. Por descontado
que en todos los casos el comprador se compromete a tratar bien al animal, a
atenderle, y a proporcionarle una vida lo más digna posible, investigar sobre
los cuidados y tipo de alimentación que su mascota debe recibir y, por
supuesto, hacerlo todo desde la legalidad vigente de forma que nadie salga
perjudicado en la transacción.
En todo
caso, la opción más recomendable es la ADOPCIÓN